18 DE OCTUBRE DÍA MUNDIAL DE LA MENOPAUSIA
Si buscamos información, autoras/es del mundo médico, de la psicología, terapias complementarias, acompañamiento femenino, etc, coinciden en que una mujer está “oficialmente” en la Menopausia al cumplir un año sin sangrar.
Es probable que llegar a ese momento te ha llevado un tiempo más amplio. Quizás tu primer mal llamado “bochorno”, ¿algo que avergüenza? Lo hayas experimentado varios años antes. Tal vez llevabas algún tiempo con jaquecas intermitentes, ciclo irregular, sangrado más abundante, insomnio, sequedad en las mucosas, dolor muscular y articular, desánimo y cansancio, bajas y cambios en el deseo y la líbido, movimientos emocionales de caída en picada a lugares de ansiedad, angustia, confusión.
Este período de la vida femenina en que caen abruptamente más no desaparece, los Estrógenos, lo que hace estar menos tolerantes y la Progesterona, que es un ansiolítico natural, nos lleva al cese del ciclo. Al contacto con lo que no puedes prever.
“(…) Se comenzó a revelar el regalo de la menopausia: imprevisibilidad”, nos dice De Anna L’am, escritora, activista, sembradora y sostenedora de carpas rojas en todo el mundo. Y agrega: “Después de 40 años de estar en ciclo, nuestros ritmos se vuelven predecibles. Incluso si tenemos ciclos irregulares, aprendemos a conocer nuestro ciclo. Su puntualidad de relojería o su errante variabilidad se convierte en algo familiar e incluso predecible. Sabemos qué esperar”.
Y si nos hemos conectado con el ciclo, además podemos leer nuestra fertilidad, estados de ánimo en cada fase, energía corporal, disposición anímica y mental. Podemos incluso, según L’am “planear con antelación, organizando los compromisos en relación con la menstruación para poder acomodar las necesidades de nuestro cuerpo y psiquis cuando sangramos”.
Al entrar a la perimenopausia, que es todo el tránsito de los primeros síntomas hasta el último sangrado y llegar a la menopausia, todo esto cambia. Los ritmos se vuelven difusos, impredecibles, ya no sabemos bien qué esperar. Bastante a ciegas vamos tanteando este nuevo camino a una etapa nueva. En ella estar atenta, presente, se hace muy necesario. Entrar en una pausa plena, plenipausa, requiere encontrarnos con nuestros hábitos, deshabitarlos y encontrar un nuevo repertorio en el cuerpo, la psiquis, los vínculos, el trabajo. Muchas mujeres vuelven a estudiar, se separan de sus parejas de años, comienzan proyectos laborales, o incursionan en actividades que habían quedado postergadas por las tareas de cuidado más el trabajo fuera de la casa.
“La menopausia nos invita a crecer en nuevas maneras. Lo que funcionó en el pasado puede ser inútil en este momento, ya que el paradigma ha cambiado”, nos dice DeAnna L’am y agrega “Con la Menopausia sólo aprendes mirando hacia atrás”
¿Cómo fue tu primera menstruación?, ¿cómo viviste tu período cíclico?, ¿cómo ha sido tu experiencia con el placer, el erotismo contigo, al vincularte?, ¿has vivido tu sexualidad a plenitud? , ¿gestaste alguna vez?, ¿tuviste algún aborto o pérdida?, ¿cómo fueron tus partos?, ¿ diste la teta, cómo fue esa experiencia ?, ¿cómo influyeron las experiencias de gestar, parir, criar en tu sexualidad? ¿cómo te relacionas con el placer y la sexualidad hoy?
Son algunas preguntas hacia la propia historia, cuyas respuestas son pistas para comprender cómo se está manifestando y estás viviendo tu menopausia.
Según L’am “el nuevo paradigma exige que trabajes con “lo que ES”. Su secreto permanece oculto en la retrospección” Ir hacia atrás abre la visión y da empuje para afrontar el remezón de las bases de tu vida interna y externa. En este momento en que tu ciclo es un completo desorden o se ha terminado, inicias un nuevo camino no recorrido, una búsqueda de retazos y recursos para transitar su devenir. Contar con tiempos de calidad, para el descanso y el placer, atender tu nutrición, realizar alguna práctica física o somática, caminar, acercarte a espacios de naturaleza, tomar sol, son algunas sugerencias para lograr una base de bienestar para sostener esta etapa y vivir plenamente la otra mitad de la vida.
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