Medicina placentaria: evidencia científica, potencial terapéutico y una mirada crítica sobre su uso
- Yennifer Marquez
- 1 jul
- 5 Min. de lectura

La placenta ha sido históricamente un órgano marginal en el estudio clínico y científico, pese a su rol central en la fisiología de la gestación y en los procesos inmunológicos, hormonales y metabólicos que permiten el desarrollo fetal. En los últimos años, el interés por sus aplicaciones terapéuticas ha crecido, tanto desde la investigación biomédica como desde la recuperación de saberes ancestrales.
Esta entrada del blog propone un análisis detallado sobre los usos terapéuticos de la placenta humana, las implicancias de su consumo (placentofagia), la aplicación del amnios en medicina regenerativa y el rol que juega la evidencia científica en la validación (o exclusión) de estos abordajes en los sistemas de salud contemporáneos. Conocimientos que estamos profundizando en la Certificación Internacional en Medicina Placentaria.
¿Qué entendemos por “evidencia” en medicina?
La medicina basada en evidencia (MBE) se ha posicionado desde la década de 1990 como el paradigma dominante en la toma de decisiones clínicas. Según Sackett et al. (1996), la MBE se define como la integración de la mejor evidencia científica disponible con la experiencia clínica y los valores del paciente. Sin embargo, en la práctica, la jerarquía de evidencia ha favorecido los ensayos clínicos aleatorizados (RCT) y las revisiones sistemáticas, dejando fuera múltiples formas de conocimiento relevantes para el cuidado en salud.
La crítica feminista, decolonial y epistemológica ha cuestionado la supuesta neutralidad de este enfoque, advirtiendo que lo que se considera “evidente” depende muchas veces del marco ideológico, político y económico que sostiene la producción científica (Greenhalgh et al., 2014). En el caso de la obstetricia, se ha documentado que muchas intervenciones de rutina no tienen respaldo en evidencia de alta calidad, y que decisiones clínicas clave —como el manejo del parto, el alumbramiento o el posparto inmediato— se basan más en costumbres institucionales que en datos científicos rigurosos (Enkin et al., 2000).
Placentofagia: tradición, fisiología y controversias
La placentofagia —consumo de placenta humana tras el parto— es una práctica que ha sido documentada en algunas culturas tradicionales y ha ganado popularidad reciente, particularmente en entornos relacionado con el parto humanizado. Se presenta como una forma de recuperar fuerza vital, mejorar la lactancia, equilibrar el estado emocional y prevenir la depresión posparto. No obstante, desde la medicina académica, la placentofagia ha sido objeto de controversia, tanto por la falta de evidencia concluyente como por los potenciales riesgos microbiológicos asociados.
Estudios recientes han demostrado que la placenta contiene nutrientes relevantes como hierro, proteínas, aminoácidos, zinc y vitamina B12, todos importantes para la recuperación materna en el posparto (Young et al., 2016). Asimismo, investigaciones piloto han encontrado aumentos discretos en las concentraciones de ciertas hormonas (estradiol, progesterona, prolactina) tras la ingesta de placenta encapsulada (Selander et al., 2013), así como efectos positivos en el estado anímico y la percepción de energía en mujeres que la consumieron (Thompson et al., 2018).
Sin embargo, estas investigaciones presentan limitaciones metodológicas (muestras pequeñas, ausencia de controles ciegos, sesgos de autoselección), lo que hace que los resultados deban interpretarse con cautela. Además, se ha reportado un caso documentado en EE.UUU en el año 2016 en que el consumo de placenta en cápsulas la favoreció la transmisión de Streptococcus agalactiae desde la madre al recién nacido, generando una infección neonatal grave.
Ante esto, se han propuesto líneas éticas y clínicas intermedias: no deslegitimar la decisión informada de consumir placenta, pero sí garantizar estándares de procesamiento, trazabilidad y control de calidad, tal como se haría con cualquier otro suplemento destinado al uso humano.
El amnios: evidencia robusta y usos médicos consolidados

A diferencia de la placentofagia, el uso terapéutico del amnios (membrana interna de la placenta) cuenta con una trayectoria bien documentada en el campo de la medicina regenerativa. Desde inicios del siglo XX se ha utilizado como apósito biológico en cirugía oftalmológica, dermatología y ginecología, debido a sus propiedades antiinflamatorias, antiadherentes y cicatrizantes (Niknejad et al., 2008).
En las últimas décadas, el avance de la bioingeniería ha permitido el desarrollo de productos médicos derivados del amnios, como membranas deshidratadas, liofilizadas o criopreservadas, que se aplican en úlceras crónicas, quemaduras, reconstrucción tisular y regeneración muscular (Koob et al., 2014). Su éxito se debe a su composición rica en colágeno, factores de crecimiento, ácido hialurónico y células madre pluripotenciales, lo que la convierte en una matriz extracelular natural ideal para la reparación tisular (Turrini et al., 2022).
Este campo cuenta con ensayos clínicos, revisiones sistemáticas y aprobación por parte de agencias regulatorias, lo que le otorga una legitimidad científica y clínica que contrasta con la marginalidad de otros usos placentarios. No obstante, también plantea interrogantes bioéticos sobre el consentimiento, la comercialización de productos derivados de tejidos humanos y el acceso equitativo a este tipo de terapias.
Ciencia, cuerpo y decisiones informadas
La medicina placentaria, entendida en un sentido amplio, invita a repensar las fronteras entre lo clínico, lo cultural y lo político. Por un lado, hay evidencia sólida que respalda ciertos usos específicos de la placenta (como el amnios). Por otro, hay prácticas en proceso de investigación, como la placentofagia, que si bien carecen aún de validación definitiva, pueden ofrecer beneficios subjetivos, simbólicos o emocionales relevantes para muchas personas.
La clave, entonces, no está en oponer ciencia y tradición, sino en reconocer que la salud perinatal requiere una mirada más holística e interdisciplinaria, donde el conocimiento biomédico dialogue con la experiencia vivida, la cultura y la autonomía del cuerpo de las mujeres y el decidir sobre el destino de su Placenta.
Referencias
Centers for Disease Control and Prevention (CDC). (2017). Notes from the field: Late-onset infant group B streptococcus infection associated with maternal consumption of capsules containing dehydrated placenta—Oregon, 2016. MMWR. Morbidity and Mortality Weekly Report, 66(25), 677. https://doi.org/10.15585/mmwr.mm6625a4
Greenhalgh, T., Howick, J., & Maskrey, N. (2014). Evidence based medicine: A movement in crisis? BMJ, 348, g3725. https://doi.org/10.1136/bmj.g3725
Gryder, L. K., Young, K., Zava, D., Norris, W., & Cross, C. L. (2017). Effects of human maternal placentophagy on maternal postpartum iron status: A randomized, double-blind, placebo-controlled pilot study. Journal of Midwifery & Women’s Health, 62(1), 68–75.
Koob, T. J., Lim, J. J., Massee, M., Zabek, N., & Denoziere, G. (2014). Properties of dehydrated human amnion/chorion composite grafts: Implications for wound repair and soft tissue regeneration. Journal of Biomedical Materials Research Part B: Applied Biomaterials, 102(6), 1353–1362. https://doi.org/10.1002/jbm.b.33141
Niknejad, H., Peirovi, H., Jorjani, M., Ahmadiani, A., Ghanavi, J., & Seifalian, A. M. (2008). Properties of the amniotic membrane for potential use in tissue engineering. European Cells and Materials, 15, 88–99.
Sackett, D. L., Rosenberg, W. M., Gray, J. A., Haynes, R. B., & Richardson, W. S. (1996). Evidence based medicine: What it is and what it isn't. BMJ, 312(7023), 71–72. https://doi.org/10.1136/bmj.312.7023.71
Selander, J., Cantor, A., Young, S. M., & Benyshek, D. C. (2013). Human maternal placentophagy: Effects on maternal salivary hormones. Archives of Women’s Mental Health, 16(4), 313–318.
Thompson, A., Sanders, M., & Ayers, D. (2018). The effect of placenta encapsulation on postpartum maternal mood: A pilot randomized, double-blind, placebo-controlled trial. Women and Birth, 31(4), e282–e289.
Turrini, E., Ferruzzi, L., Catanzaro, M., & Caselli, A. (2022). Current applications and future perspectives of human amniotic membrane-based therapies: A review. Frontiers in Bioengineering and Biotechnology, 10, 922342.
Young, S. M., Gryder, L. K., Cross, C. L., Zava, D. T., & Benyshek, D. C. (2016). Human maternal placentophagy: Effects on milk production. Women and Birth, 29(6), 561–567. https://doi.org/10.1016/j.wombi.2016.05.008
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